El pasado jueves 5 de septiembre tuve el privilegio de inaugurar el Summit de innovación convocado por la Coparmex Puebla y la BUAP, en la ciudad de Puebla.
A este evento asistieron cerca de 2500 personas, la mayoría de ellas jóvenes, y fue una excelente oportunidad para compartir mis aprendizajes y conocimientos en torno a la innovación.
Después de más de 20 años dedicándome a la innovación, el emprendimiento y la gestión de equipos de alto rendimiento, he logrado condensar en un inventario de 10 atributos las habilidades que caracterizan a un innovador.
Mismas que enlisto a continuación:
Un innovador debe de tener la capacidad de reconocer la amplitud y la diversidad del mundo. Una vez que lo hace, debe poder elegir con claridad de todo el conglomerado de cosas, que es lo que quiere cambiar.
Una vez que lo ha identificado debe comprometerse con esa causa hasta el fin: estudiarla y transformarla.
En mi caso mi compromiso y mi pasión es con el mundo de la tecnología. Creo que el uso astuto e inteligente de la tecnología puede construir mejores vidas para todos nosotros.
Creo tanto en eso que fundé una empresa que se dedica a eso, y donde trabajamos 1000 personas con ese objetivo.
Siempre le digo a mis colaboradores, y en esta ocasión lo compartí con los jóvenes que asistieron al Summit: nuestra cabeza puede sangrar, pero no se puede inclinar. Es decir, por más dificultades que presenten siempre hay que encontrar la forma de seguir adelante.
Para un innovador seguir adelante es lo único que importa por eso demuele todos los puentes detrás de él, porque sabe que no tiene opción más que seguir adelante.
Uno de los principios que implementamos en Grupo Upax es la idea de que todo puede ser mejor y que todo es perfectible.
Cuando creemos que algo está terminado, nos sentamos entre todos a escuchar, ver o estudiar el producto que creíamos terminado y hay ocasiones que lo volvemos a rehacer por completo.
Eso mismo debe hacer un emprendedor con sus ideas, creencias y con la manera en la que hacer las cosas: cuestionarlas, mejorarlas y hasta reinventarlas.
Al respecto, algo que siempre digo es que, si quieres que algo se muera ¡déjalo quieto!, que nunca cambie, que se quede así y entonces más temprano que tarde morirá: una empresa, un sueño, una idea, una persona.
Como dicen los programadores: debemos estar siempre en Beta, modificando nuestra versión original.
Un innovador tiene claro esa máxima de Michael Jordan: las individualidades ganan partidos, pero los equipos ganan campeonatos.
Un innovador sabe de sus limitaciones, por eso las subsana con un equipo comprometido y capaz. Sabe que si desea llegar lejos, necesita armarse con los mejores.
Un dato sorprendente en relación a la innovación es que hace 100 años nuestra especie vivía a penas los 34 años. Hoy vivimos poco más de 74 años. En 100 años hemos duplicado la esperanza de vida.
Al respecto hay un consenso entre académicos e instituciones de que la razón de esta hazaña de nuestra especie se debe fundamentalmente a un cosa: la innovación.
El sentido de la innovación siempre ha sido -y debe seguir siendo ese: mejorar el mundo.
Si algo caracteriza a un innovador es que tiene una opinión propia. Dicha opinión la ha construido después de mucho analizar ideas, conocimientos y experiencias.
Sus creencias son resultado de un largo análisis en el que ha escuchado, verificado antes de actuar y cuestionado todo. En cierto sentido, los innovadores son impenetrables a los dogmas o los fanatismos.
Además, usa el pensamiento crítico como un instrumento para mejorar: gracias a que es crítico se da cuenta de cuáles son sus debilidades y que es en lo que debe mejorar.
Una lección básica que aprende un innovador, es que debido a sus ambiciones, sueños y a su disposición a luchar por ellos, tendrá una vida más difícil e intricada que la del resto.
Por ejemplo, algo que aparece recurrentemente en la vida de un innovador, es el riesgo. Innovar significa riesgo y significa incertidumbre.
En sentido contrario, una vida en la que no se innova es sinónimo de comodidad y zona de confort.
Por eso un innovador debe desarrollar una tolerancia al riesgo, aprender a calcularlos e identificarlos, pero no temerle. Un innovador no se detiene a pesar de que una situación sea riesgosa.
Un innovador cuenta su historia y sale a hablar de ella porque sabe que alguien puede escucharla y tomar algo que le sirva para que entonces se inspire y se atreva a actuar.
Un innovador construye condiciones para que otros se desarrollen. Construye empresas para que otros trabajen y desarrollen sus talentos en ellas.
En suma, un innovador comparte y motiva a otros a innovar. Un innovador es alguien esencialmente generoso.
Los innovadores no solo generan ideas, sino que tienen las habilidades para materializar esas ideas.
Esa necesidad de volver realidad sus ideas termina convirtiendo a un innovador en una especie de todólogo.
Un innovador se convierte un administrador, en un psicólogo, en un científico, es todo junto: él debe tener la capacidad de gestionar todo tipo de recursos (dinero, tecnología, recursos humanos) para lograr que las cosas sucedan.
Por último y muy importante: un innovador debe trabajar y desarrollar su autoconfianza. Él debe tener la capacidad de creer en si mismo por encima de cualquier cosa.
No desde la soberbia de creerse superior o infalible. Sino desde el lugar en el que está seguro de sus habilidades y sus capacidades, por eso también tiene muy claros sus límites.
Un innovador sabe para qué está hecho y para que no lo está. No se subestima ni se sobreestima, se reconoce como lo que es.
Si te interesa profundizar en estos 10 atributos y descubrir cómo puedes aplicarlos en tu vida y carrera, te invito a ver el video completo de la conferencia. Ahí comparto más experiencias y aprendizajes sobre innovación, emprendimiento y trabajo en equipo. ¡No te lo pierdas!
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