Conoce los diferentes retos que vivimos la mujeres profesionistas en el ambiente laboral y cómo estos incrementan al convertirnos en madres.
Pocos ámbitos han registrado tanto avance en el tema de la equidad de género como el empresarial. Hemos logrado que sea visto cómo algo normal que mujeres ocupen puestos directivos y realicen actividades, que hasta hace a penas algunos años, se creía que solo podían desempeñar los hombres.
Actualmente, las mujeres representamos el 36% de la plantilla laboral de las empresas en México, el 49% en América Latina y el 46% a nivel mundial. Incluso en algunas partes del mundo como Asia o África es hasta más del 50%.
Si bien aún falta trabajo por hacer, sobre todo tenemos pendiente la tarea aumentar la presencia de nosotras en Consejos Directivos, debemos de reconocer que derrumbamos ese prejuicio de que las mujeres no podíamos ejercer ciertas profesiones.
Hoy muchas empresas funcionan como siempre debieron de hacerlo: basándose en el mérito y el esfuerzo. Las asignaciones en puestos directivos o de cualquier índole ya no se designan atendiendo a criterios de género, sino en la experiencia, la disposición y el conocimiento de los interesados.
Las profesiones perdieron su género, ya no podemos decir que determinadas tareas asociadas a la ingeniería, las matemáticas, la tecnología, la informática o a la dirección corporativa son labores que deben desempeñar solo hombres. Todas las personas podemos hacerlo. Un gran ejemplo de ello son todas las Unidades de Negocio que conforman a Grupo Salinas.
Sin embargo, debemos aceptar y reconocer que hombres y mujeres vivimos realidades diferentes en el mundo laboral. Una de esas diferencias primordiales radica en la maternidad. Las mujeres profesionistas que somos madres enfrentamos una serie de dificultades que los centros de trabajo deberían de considerar.
Actualmente se estima que en México 7 de cada 10 mujeres profesionistas son madres. Su condición las obliga a buscar empleos flexibles, sin largas jornadas laborales y que permitan el trabajo desde casa.
Encontrar trabajos con esas condiciones es poco común, por lo que ellas terminan empleándose de de manera informal, sin seguridad social y con bajos sueldos. El 58% de las mujeres que son madres trabajan en la informalidad, a diferencia de aquellas que no lo son, el porcentaje es del 50%. Incluso su presencia en la informalidad aumenta cuando estas tienen dos hijos o más.
Desde mi experiencia la falta de condiciones para ejercer la maternidad al interior de las empresas pueden llegar a entorpecer nuestra labor a tal grado que optas por renunciar a tu trabajo. En cambio, cuando existen condiciones que favorecen el desempeño de ambos roles, puedes llevar a cabo tu trabajo con mayor eficiencia, generas un sentido de pertenencia hacia la empresa y logras una importante estabilidad emocional.
He tenido la fortuna de encontrarme con un con espacio que me permite ejercer ambos roles. Desde mi llegada a Grupo Salinas he encontrado condiciones como en ninguna otra empresa.
A penas en el año 2018 en México se legisló para obligar a las empresas a que contaran con lactarios en sus centros de trabajo, Grupo Salinas tenia este y otros espacios desde años atrás. Esto facilitó enormemente mi desarrollo profesional.
Diversos estudios apuntan a que cuando las empresas se “feminizan”, es decir, las mujeres participan activamente en sus procesos de producción, estas obtienen mejores rendimientos y crecimiento económico.
Los organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han emitido recomendaciones a los países y a las empresas en este sentido. Afirman que el empoderamiento económico de las mujeres es un gran acierto. Las empresas siempre se benefician si aumentan las oportunidades de las mujeres en puestos directivos ya que incrementan la eficacia organizacional. Incluso hay una relación entre a mayores puestos directivos para mujeres mayor eficiencia en las organizaciones.
Lograr esto atraviesa necesariamente por impulsar cambios al interior de las empresas a fin de que se creen dinámicas que faciliten el ejercicio de la maternidad. Inicialmente tendrían que pensar en horarios más flexibles, institucionalizar el trabajo desde casa y la creación de espacios para que las madres puedan estar acompañadas de sus hijos en los centros de trabajo.
Atender estas demandas tiene como ganancia secundaria avivar un debate necesario en el mundo empresarial. Debates en torno a la conveniencia de flexibilizar o recortar las jornadas laborales, ¿realmente necesitamos a nuestros colaboradores todo el día y todos los días en los centros de trabajo?
La respuesta a esa pregunta requiere análisis y largos debates, pero en lo que sí no debemos de tener duda es que necesitamos a las madres profesionistas al interior de las empresas para seguir generando prosperidad económica. Nosotras no podemos faltar.